Verde que te quiero verde

Lasanyuki
Lasanyuki

George Bernard Shaw es posiblemente, sin contar a Shakespeare, el autor más influyente de la literatura británica. De él es esa frase tan manida de los blogs de gastronomía: “no hay amor más sincero que el amor a la comida”. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1925 y el cinematográfico Oscar en 1938. Sobre él dicen que era místico, visionario, tímido, introspectivo y se convirtió –se cuenta que a raíz de la lectura de la obra de H.F. Lester- en un defensor tenaz del vegetarianismo.

De su trabajo, en el que subyace su aire crítico, Pigmalión es considerada por muchos una de sus mejores obras de teatro –después convertida en película-. En ella el profesor de fonética Henry Higgins se apuesta con un amigo a que consigue convertir a la florista de clase baja Eliza Doolittle en una gran dama con una dicción y maneras exquisitas.

Pero… ¿qué relación tiene esto con las cosas del comer? Fácil. Digamos que me pregunto, después de la visita a los restaurantes de cocina saludable Teresa Carles y Flax&Kale, si George Bernard Shaw viviera, ahora que la gastronomía vive su  momento más mediático, existe mayor interés por lo saludable y proliferan diferentes “filosofías” de cocina alternativa –vegetarianos, ovolactovegetarianos, flexiterianos, macrobióticos, amigos de la crononutrición, adeptos a la dieta paleo, etc- ¿crearía una obra de ello? Su rechazo al consumo de carne ¿se hubiera visto reflejado en sus escritos? ¿Quizá el sr. Higgins, en lugar de un profesor de fonética hubiera sido un sabio gastrónomo que se hubiera apostado con un amigo a convertir a un carnívoro convencido en un vegetariano acérrimo? No hubiera sido fácil ¿o sí? ¿Hubiera sido un Pigmalión gastrónomo?

La primera vez que me hablaron del restaurante Teresa Carles, uno de los locales de referencia en la Ciudad Condal para los amantes de la cocina vegetariana, mi primer impulso fue asociarlo a ensaladas y platos de verdura sin demasiada gracia. Para cualquier carnívoro de pro, nada atractivo. Así que fui más por curiosidad que por satisfacer mi estómago. ¿Resultado? ¡Fuera prejuicios! Uno entra en este local con la idea de que al salir tendrá que echar mano del bocata de jamón que lleva en la mochila y se marcha pensando en cómo es posible que las verduras den tanto de sí. Y dicho sea de paso la segunda pregunta que uno se hace es: “¿cómo no se me habrá ocurrido antes?”  Mis acompañantes pensaron lo mismo. En mi caso, acerté con la elección: Croquetas – de setas, alcachofas, quesos, calabaza o espinacas-; Torre de verduras con berenjena, calabacín, pimiento, cebolla caramelizada y dados de tomate al pesto y Lasanyuki. De postre, si os gusta el dulce, no dudéis: Copito de nieve. Confieso que he repetido en varias ocasiones, aunque en mi defensa puedo decir que mis acompañantes también. Eso sí, hay un pequeño “pero”: el espacio entre mesas si vais dos. Claro está, a no ser que os guste interactuar en las conversaciones de vuestros desconocidos comensales vecinos.

Entrada Flax& Kale
Entrada Flax& Kale

El Flax&Kale es el hermano menor del anterior y supone una vuelta de tuerca más. En este local lo que impera es la cocina flexiteriana. ¿Y eso qué es? No es más que dejar algo de margen en la carta para incluir proteína de origen animal, prohibidísima para el vegetariano. En este caso además de verduras encontraremos propuestas de pescado azul, para beneficiarnos de su aporte en omega 3. Si os gusta la idea no dejéis de probar los Kale chips (kale es un tipo de col que se ha puesto muy de moda por sus propiedades nutricionales); Coca berenjena sardina; Red Quinoa Salad, el Gazpacho (se elabora con un toque de fruta, distinta en función de la temporada) o Raw vegan lasagna. Al igual que en el anterior, el “pero” es el espacio entre mesas si vais dos.

De ambos locales has de saber que en cada plato se indica si está libre de gluten, si es vegano o raw (crudo). Un detalle para personas con intolerancias alimenticias. También señala si existe la posibilidad de elaborar ese plato en versión gluten free, vegana o raw. Además en carta se señala si el plato puede ser para compartir o si es solo individual. Cada comensal puede montar su propia ensalada a partir de varios ingredientes y la salsa a añadir. Hay pan para celíacos. En el Flax&Kale se elaboran zumos naturales (que se pueden incluso probar gratis en las neveras que se sitúan en la entrada del local) con un método de elaboración llamado “presión en frío” para que conserven todas sus propiedades. Las reservas se realizan por internet. Y si no, toca hacer cola.

¿Lo mejor de estos sitios? Que puedes salir a comer sin remordimientos de conciencia porque no solo el recetario es muy sabroso –palabra de carnívora de toda la vida- sino que sabes que es saludable y que no aumenta el michelin. Aquí hasta los que nos resistíamos a lo verde, a pesar de las “amenazas” maternas de la infancia con el “cómete la verdura o…. [rellenar espacio según cada caso]”, haríamos que nuestras madres se sintieran orgullosas.

Y por último, en relación a la apuesta por las verduras me llega de la capital una recomendación: Floren Domezáin, en Madrid. Yo no lo he probado pero si alguno de vosotros sí, ¡agradeceré vuestros comentarios!

*Teresa Carles. Jovellanos, 2. 08001 Barcelona. Tel.: 933 171 829. www.teresacarles.com

*Flax & Kale. Tallers, 74. 08001 Barcelona. Tel.: 933 175 664. www.teresacarles.com

*¿Con qué maridar?

Un libro: Pigmalión de George Bernard Shaw

Una película: Wallace & Gromit. La maldición de las verduras (para ver con niños)

*¿Quieres saber más?

El nombre del restaurante Teresa Carles procede de la artífice de sus fogones. Sí, los habéis adivinado: Teresa Carles. Una leridana nacida en el seno de una familia de agricultores que vivió su infancia rodeada de olivos, campos y huerto. Con estas credenciales era evidente que su juventud la desarrollaría inmersa en la filosofía de la cocina natural. Su interés por lo saludable le llevó a viajar por diferentes ciudades de Europa y Estados Unidos para acabar otorgándole un papel destacado a la comida vegetariana dentro de su recetario. Finalmente todos sus conocimientos y aprendizaje acabaron formalizándose en el restaurante Paradís, cuyas puertas abrió en 1979 en Lleida. Fue el primer restaurante vegetariano de Cataluña. Y más tarde, en Baobab, en Zaragoza. En 2011 la fórmula se trasladó a Barcelona, donde, como hemos comentado, se convirtió en un éxito.

En la foto: Platos en Flax&Kale; Torre de verduras, Lasanyuki, Kale chips, entrada al restaurante Flax; Ensalada de quinoa y Coca de sardinas. 

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