Saca el vino, cheli

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Sabes a quién me refiero. Es fácil identificarlo. Todo un personaje. Es coger una carta de vinos y no soltarla. Ni la carta ni la lengua, claro. Porque tras una rápida lectura, ilumina a todo el que quiera oírle  –o no encuentre la puerta de salida- con sus conocimientos sobre vino. Ya puedes estar con unos amigos hablando de tu tía Micaela o de “hay que ver cómo está la vida”, que él hará todo lo posible para dar muestras de su sapiencia vinícola. ¿Objetivo? Que quede claro que ÉL sabe y que es guay porque le han dicho que saber de vinos, mola. Si estás en una comida, ni te molestes. Él ya ha pedido. Pero… realmente, ¿sabe tanto de vino? Si quieres desenmascararlo, mira si cae en uno de estos errores.

1-. Le llama caldo al vino. Sacrilegioooo! No sé si habría suficientes padresnuestros para salvar su alma de esta infamia. Y ¡ojo! Si ha soltado la palabrita de marras delante de un verdadero experto, huid. Se avecina tormenta dialéctica en el mejor de los casos o mamporro botellil, en el peor. Caldo es el de la abuela, el del puchero o, si me apuras, el del tetrabrik del super, el resto es vino. Y si el problema es que necesita un sinónimo, mejor utilizar “monovarietal” si está elaborado con una sola variedad de uva; “coupage” si son varias; tinto, rosado o blanco según su tipología; joven, crianza o reserva en función de su maduración o también podemos referirnos a él por su denominación de origen.

2-. Champagne es todo aquello que lleve burbujitas. ¡Uy, lo que ha dicho! El champagne es el espumoso que se elabora en Francia, en la región de la que toma el nombre. Punto. No hay más champagne que ese. El resto de espumosos tiene DNI propio. En cada zona se llama de una manera. En nuestro país, el más conocido es el cava, que se elabora en más de un 95% en Catalunya.

3-. Sirve el vino como si no hubiera un mañana, casi a rebosar. ¿Dónde vaaaaaaas? Querido amigo, la medida ideal para llenar una copa es 1/3 de su capacidad. De nada.

4-. Toma la copa por el cáliz. ¡Error! La copa se coge por el tallo. Pero tiene su razón de ser, no es un capricho para dejarle mal. ¿El motivo? Evitar calentar el líquido. Tiene sentido ¿verdad? Además el sumiller del restaurante se ha tomado la molestia de servirlo a la temperatura adecuada para paladearlo y disfrutar de sus cualidades, así que mejor no echar por tierra su labor y no nos frustréis al chiquillo.

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5-. Si syrah le suena a protagonista de novela o solo lo identifica con el nombre de su vecina, vamos mal.  Así se llama una variedad de uva tinta, de origen francés, pero muy presente en los vinos de nuestro país.

6-. ¿El vino? A temperatura ambiente. ¡Buff! Cuidadín! Si nuestro personaje sigue esta premisa… no me queda otra que desear que no esté de vacaciones en Andalucía, en pleno agosto, -porque entonces sí que el vino le parecerá un caldo- o en Siberia porque entonces no le hará falta copa, aunque sí un palo de helado. Cuando se habla de temperatura ambiente el profesional se refiere a la de la bodega, unos 15º C aprox. No obstante, cada tipología de vino requiere su temperatura. Para evitar equivocaciones mejor consultar las tablas publicadas en cualquier libro sobre vino.

7-. Utiliza la copa Pompadour para beber cava o champán. ¡Cuanto mal ha hecho el cine! Los expertos recomiendan la llamada tulipa. Mantiene la temperatura y permite que el aroma y el carbónico –burbuja- no se escape. Ya puedes tirar todas las que tienes en casa o dedicarlas a la coca-cola.

8-. Los reservas son los mejores. Y los unicornios de colores cabalgan sobre el arcoiris. Podemos encontrar vinos jóvenes muy buenos y auténticos truños reserva. Lo mismo ocurre con los crianzas. No hay que confundir calidad con el tiempo de envejecimiento del vino. Un tema no va asociado al otro.

9-. Si es de X denominación de origen es bueno seguro. ¡Te han colao otro gol!  Como en todo, en el vino también existen modas o estrategias de marqueting. Una variedad específica de uva o una denominación de origen concreta no es garantía absoluta de calidad. Afortunadamente, en España encontramos buen vino en diferentes puntos del mapa. Así que abramos mente y atrevámonos a probar.

10-. Esta bodega aúna tradición y modernidad. El top ten de los medios. Cada vez que leo esta frase un alto porcentaje del colectivo de copas Riedel se suicida. Basta por favor. Más que un tip para desenmascarar a un snob con ínfulas, es una frase muy manida entre algunos profesionales. Hago un llamamiento para acabar con esta plaga, please. En la mayoría de entrevistas que he hecho a bodegas –que son unas cuantas- muchos de sus propietarios –o responsables de comunicación- me han soltado esta frase. Lo sé, es una manera breve de explicar que la bodega cuenta con una larga trayectoria en el sector del vino pero que a la vez se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos. Pero no puedo remediarlo, años y años de oirlo -¡y de escribirlo!- ha provocado que mi vista no asimile ni un “tradición y modernidad” más.

¿Con qué maridarlo? Con un libro fresco y divertido: Presume de vinos en 7 días de Meritxell Falgueras.

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