Ley Rider, ¿beneficio para todos?

La denominada Ley Rider busca regularizar la situación laboral de los repartidores a domicilio de plataformas digitales como Glovo, Deliveroo, Just Eat o Uber Eats, entre otras. Sin embargo, lo que, a priori, parece un beneficio para todos, no lo es tanto para los agentes implicados. O al menos, es lo que dicen.

Según lo anunciado por el Ministerio de Trabajo hace unas semanas, se está trabajando en un nuevo marco legislativo que albergue la situación laboral de los repartidores a domicilio -riders- de plataformas digitales como Glovo, Deliveroo, Just Eat o Uber Eats. El objetivo de la nueva normativa obligaría a las mencionadas plataformas a contratar a sus trabajadores cuando fuera necesario y acabar con los falsos autónomos. Hasta el momento, lo que ha trascendido es que los primeros esbozos del borrador, que aludían a la obligatoriedad de que las empresas se inscribieran en un registro y que facilitaran los algoritmos que las rigen, ha sido rechazado.

En principio, apuntan que la aprobación de la nueva ley -que se esperaba que sucediera antes de fin de año- permitiría la derogación de la reforma laboral de 2012. Entre los aspectos afectados más relevantes, se incluiría la priorización de los convenios sectoriales por encima de los de las empresas, la limitación de la subcontratación y la de dificultar los despidos. Por ahora, la mesa de negociaciones permanece en standby.

Por lo pronto, no todos los agentes implicados muestran su aceptación ya que consideran que en el diálogo no están presentes los representantes de los propios afectados: los riders. Así lo confirma Badr Eddine, presidente de la Asociación Autónoma de Riders “Estamos muy preocupados porque el Gobierno tiene sus ideas claras sobre el tema de convertirnos en asalariados. Y la mayoría, por no decirte el 90% de este gremio, quiere seguir siendo autónomo. Nosotros, que somos expertos en la materia porque somos los mensajeros, los supuestos falsos autónomos, les hemos pedido al Gobierno seguridad jurídica y no nos la quiere dar. La hemos pedido por activa y por pasiva. Aparte, cuando el Gobierno está hablando de diálogo en la mesa social nos han excluido a las asociaciones que representamos a la mayoría del colectivo y solamente se han reunido con agentes sociales como CCOO, UGT o CEOE… A nosotros no nos han tenido en cuenta”.

En ese sentido, también se pronuncia Deliveroo, “Celebramos que se haya apostado por el diálogo social, aunque consideramos que hay voces que no están siendo escuchadas. Seguimos apostando por la búsqueda de una solución legislativa que permita a las empresas ofrecer más protección social a los riders sin perder la flexibilidad que actualmente tienen. Esto es lo que los riders quieren y, por tanto, es lo que debemos intentar ofrecerles. Existen modelos en esta línea en varios países europeos y, de no seguir esta línea en España, corremos el riesgo de quedarnos atrás”, argumenta Marco Civolani, el director de operaciones de la plataforma.

Por otro lado, según la encuesta anónima realizada por Deliveroo a los repartidores que se unieron durante la pandemia: “El 94% citan la flexibilidad como la principal ventaja de operar con Deliveroo. El 50% podrían dejar de trabajar con plataformas si fueran reclasificados como empleados. El 60% declararon que dejarían la actividad o que trabajarían menos horas si las plataformas establecieran sus horarios y el 90% dicen que sería muy difícil o casi imposible alcanzar el nivel de ingresos que obtienen con Deliveroo si no fueran repartidores en plataformas”. Y cuando se les preguntó cuáles eran las características que más valoraban, respondieron: elegir cuándo y cuánto trabajan (61%), conciliar la vida personal y el trabajo (59%), no tener un jefe (54%) y poder tener otras ocupaciones al mismo tiempo (50%).

Como recoge esta plataforma, los riders afirman que trabajar con estas empresas representa una fórmula accesible y fácil para obtener ingresos. “Ellos deciden cuándo y dónde trabajan, pudiendo cambiar de planes cuando lo consideren, y pudiendo trabajar para varias compañías al mismo tiempo. Este modelo de trabajo es lo que les permite tener el control de sus vidas, su trabajo y la flexibilidad que ellos tanto valoran. El 94% de los riders en España nos han dicho que lo que más valoran de trabajar con Deliveroo es la flexibilidad, por lo que este es el modelo por el que apostamos. En cualquier caso, llevamos mucho tiempo reclamando una solución legislativa que permita incrementar las protecciones sociales sin poner en riesgo la flexibilidad”, responde Civolani sobre la intención de ofrecer contratos al igual que anunció Just Eat.

Otro de los factores negativos de la aplicación de la Ley Rider es la pérdida de empleo, “Basándonos en otras experiencias, el impacto de una posible reclasificación en España reduciría el servicio que las plataformas ofrecen en ciudades medianas y pequeñas, los radios de servicio y el número de riders disponibles. Las estadísticas muestran que el 77% de los riders perderían su principal fuente de ingresos. En España, estimamos que más de 30.000 trabajadores autónomos dependen de las plataformas de reparto de comida. Aplicando una estimación proporcional, esto significaría que más de 23.000 de ellos se quedarían sin trabajo”, argumenta Marco Civolani.

En Just Eat, la futura ley del Gobierno para regularizar la situación laboral de los riders se ve con buenos ojos, “Celebramos que se haya decidido abordar la regulación de plataformas y, en concreto, que la base de esta sea la relación laboral del repartidor, dada la necesidad de promover la creación de empleo legal, seguro y de calidad para los repartidores y generar seguridad jurídica para las compañías que operamos en el sector. Nosotros apoyamos la decisión del Gobierno de regular la actividad del sector de comida a domicilio por dos razones fundamentales. Primero, el sector de comida a domicilio tiene que encuadrarse dentro de un marco legal que garantice la seguridad jurídica y que todos los integrantes del sector operamos bajo las mismas obligaciones de partida, evitando desventajas competitivas entre unos y otros. Segundo, porque la falta de claridad jurídica está redundando en una precariedad laboral entre los repartidores e impactando negativamente en el conjunto del sector que lideramos. El reto para el Gobierno es definir dicha regulación de una manera que no solo garantice los derechos sociales de los trabajadores, sino que también responda a las particularidades de los nuevos modelos de negocio de plataforma, cada vez más cambiantes y dinámicos. Para esto, es fundamental establecer un diálogo social”.

Hasta el anuncio de la plataforma de contratar a sus repartidores, Just Eat trabajaba como marketplace, “Trabajábamos, principalmente con restaurantes que tenían sus propios repartidores. En el caso de los restaurantes que no tenían servicio de reparto propio, Just Eat les ofrecía la posibilidad de realizar acuerdos de colaboración con empresas especializadas en logística de última milla que empleaban a repartidores por cuenta ajena y se comprometían a respetar los derechos laborales de sus plantillas” A partir de ahora, la compañía cambia de modelo y la intención es que complemente al anterior. “El nuevo modelo anunciado por Just Eat Takeaway.com complementará al ya utilizado por la compañía hasta ahora en España. La gran diferencia entre ambas radicará en que, en el caso de Scoober, el grupo Just Eat Takeaway.com contratará directamente a los repartidores. De esta forma, Just Eat España combinará ambos modelos de reparto de la manera más adecuada para satisfacer una demanda cambiante, garantizando los derechos laborales de los repartidores con los que trabaja”.

En cuanto al tipo de contratación que implementará, Just Eat asegura que todavía se está trabajando en ello “Todavía es pronto para decirlo con certeza ya que nuestros equipos legales están ahora mismo definiendo el tipo de contratación. Pero sí que puedo confirmarle que los repartidores contratados por el grupo contarán con contratos de trabajo con todos los beneficios laborales y sociales que estos comportan, como por ejemplo vacaciones retribuidas y bajas por enfermedad”. En cuanto a los salarios, aseguran que pagarán “por encima del salario mínimo interprofesional” y añaden “Es importante destacar que los repartidores de Just Eat así como los de las empresas de logística especializadas con los que tenemos acuerdos de colaboración, cobran por hora y no por pedido, lo que significa que, independientemente del volumen de actividad que estos generen, pueden prever cuánto cobrarán a final de mes”. En relación al número de trabajadores que se incorporarán a la plantilla señalan que todavía no pueden facilitarnos detalles ya que “dependerá de la demanda cambiante. Lo que sí podemos decir es que garantizamos siempre los derechos laborales de nuestros repartidores”.

En el caso de Deliveroo, la tarifa por pedido es “dinámica y depende de la distancia total y del vehículo en el que se vaya a realizar. Ellos pueden aceptar o rechazar pedidos siempre que quieran sin ningún tipo de penalización, e incluso rechazarlos después de aceptarlos”.

Contratos, ¿a favor o en contra?

La firma de cláusulas de confidencialidad entre plataformas y repartidores junto con la fragilidad de la situación de algunos impiden que las quejas individuales con nombres y apellidos trasciendan los corrillos entre riders. Sin embargo, una de esas voces explica que los contratos que están ofreciendo algunas de las plataformas que prometen regularizar la situación de los repartidores dista mucho de ser idílica. “Se cobra un máximo de 6 euros la hora, se hacen contratos basura de 15 horas a la semana, pero obligan a trabajar 30”, indican. Badr Eddine apunta “Eso significa que cotizan lo menos posible estos chavales y son todos de 25, 20, 22 años…  gente sin cargas familiares, jóvenes que quieren un extra… y están convirtiendo este sector en una precariedad masiva”.

Hace un par de años, Badr Eddine ganó un juicio contra Glovo en el Tribunal Superior de Justicia de Barcelona en el que se le declaró “falso autónomo”. Desde entonces, desde la Asociación, reivindica la figura del autónomo como la situación ideal para la mayoría de riders. “Estamos luchando para mejorar nuestro día a día como autónomos porque yo, al igual que la mayoría, quiero seguir siendo autónomo. Yo he trabajado con otras plataformas como Deliveroo, Amazon Flex o Uber y con ellas he tenido siempre la libertad de escoger el horario que yo he querido, el lugar desde el que he querido trabajar y las horas que yo he querido invertir. Todo ello depende de la necesidad individual de cada uno. Tú escoges. Y como yo miles de riders en España. No queremos ser asalariados porque sabemos que está muy precarizado”, explica. Y añade “Aparte, estos señores que dicen que son agentes sociales -como los sindicatos de UGT y CCOO- cuando hablaron con la ministra, Yolanda Díaz, en lugar de ponernos en el convenio de mensajería -porque nosotros somos mensajeros-, nos pusieron en el de hostelería”. “¿Y qué implicaciones tiene esto?”, preguntamos. “En lugar de meternos en un convenio donde se paga 1.500 euros como salario base, nos meten en uno donde se paga 950 con la excusa de que transportamos comida. Y un mensajero de hostelería no es mensajero sino un multitareas. Es decir que, en un Burger King, donde el repartidor trabaja por cuenta ajena, cuando termina con sus repartos, limpia los aseos -por eso se llama multitarea- como si fuéramos camareros o de servicio doméstico. Nosotros estamos muy enfadados porque los señores de CCOO y UGT no entienden la lógica. Si somos mensajeros tenemos que hacer tareas de mensajeros, que es llevar algo de un punto A a un punto B. Desde las asociaciones hemos buscado por activa y por pasiva estar en la mesa de diálogo de Yolanda Díaz pero lo único que hemos conseguido es reunirnos con la número 2 del ministerio, Verónica Martínez Barbero. Fue el 20 febrero de 2020 y ya, en aquel entonces, nos comentó que la decisión del Gobierno estaba tomada y que no íbamos a poder cambiar nada”.

Para Badr el problema no es tanto las plataformas -de las que afirma que son las primeras interesadas en continuar con plantillas de autónomos- como las condiciones en las que se está gestando la Ley Rider. “Si nos convierten en asalariados por retroactividad -como se apunta- las plataformas tienen que pagar a la Seguridad Social millonadas. El Gobierno con este dinero subsanaría las arcas públicas… Pero lo que no ven es que, si lo hacen de esta forma, las plataformas no nos pueden contratar. De hecho, por eso algunas están haciendo un contrato de 15 horas en lugar de un contrato como Dios manda porque si hablamos de dinero o remuneración un rider cualquiera no baja de 2.000 euros al mes, y te estoy hablando de uno que sea malo. Yo el año pasado estaba facturando unos 1.000 euros semanales y después de la crisis, no sé si por miedo a contagio, bajó la demanda al principio del covid. Luego la gente no ha podido cobrar sus ertes, oficinas cerradas, catering cerrado y a raíz de todo eso, ahora mismo estamos sacando unos 600-700 semanales trabajando un máximo de 50 horas a la semana”.

Estrategias dudosas que contribuyen a la precarización

Otro de los aspectos en los que incide Eddine es en el onboarding. “Meten a todo el personal que pueden dentro del sistema de reparto porque como no tienen que pagar ni Seguridad Social ni nada, les da lo mismo que haya diez personas que diez mil, porque cuantos más seamos en el sistema de la plataforma menos pedidos van a quedar.  Por eso, les da igual que ganemos 10, 20, 15 o 0 euros”. Mismo pastel, más bocas. Otro factor que señala de cara a la precarización de la situación es la “competencia desleal de ciertas plataformas”. “Se revienta el mercado con precios de escándalo para captar clientes. Por ejemplo, una promoción sería hamburguesas a un euro o reducir a la mitad el precio del pedido con descuentos. Eso significa que cada pedido se paga cada vez a menos porque la comisión que se lleva la plataforma se la lleva igual. La bajada de precio al cliente la acabamos pagando nosotros. Además de lo que decíamos antes, que cuanto más riders hay en la calle, peor se paga”.

En principio, la tarifa que se le paga a un rider por su trabajo fluctúa en función de los km a destino, la complejidad de la entrega, el número de paquetes, el tiempo de espera en los establecimientos, la meteorología. “Para que me sea rentable este negocio tengo que sacar entre 14 y 15 euros la hora. Si yo saco eso no estamos hablando de ninguna precariedad y eso se saca en la plataforma. Hay gente que lo saca. Yo la semana pasada saqué en tres horas 70 euros, casi 20 euros la hora, aunque también hay momentos en los que no hacemos nada. ¿Por qué? Por lo que te digo, la competencia, pocos pedidos, crisis… pero a raíz de todo lo que pasa, prefiero seguir siendo autónomo, pero con una seguridad jurídica”.

Solo una minoría prefiere ser asalariada

Según los resultados de la encuesta realizada por Deliveroo, de la que hemos hablado al inicio, la mayoría de riders prefiere seguir siendo autónomo. Una afirmación que confirma Badr Eddine, presidente de la Asociación Autónoma de Riders. Sin embargo, no podemos ignorar que existen riders que prefieren ser asalariados. De acuerdo con la información facilitada por Eddine suelen ser personas o muy jóvenes, que solo buscan un dinero extra para sus gastos, o con edades cercanas a la jubilación. Principalmente residentes en ciudades o pueblos pequeños donde las ganancias son muy inferiores a las que se pueden obtener en una gran ciudad donde el delivery está más incorporado a la rutina del ciudadano. Así lo explica Badr, “Es verdad que hay gente que sí le interesa ser asalariado, por ejemplo, tenemos compañeros que tienen 58 años. A esta persona le interesa más ser asalariado porque le garantiza unos aspectos que como autónomo no tiene, porque le queda poco para jubilarse. O una persona que vive con los papas y es un chaval de 20 años que necesita dinero para comprar tabaco, ir de fiesta… En mi caso, yo soy padre de familia, con dos hijos, con 42 años y pago en Barcelona un alquiler que supera los 1.000 euros y entre gastos, piso, cuota de autónomo, seguro privado, seguro moto, gestoría… no bajo de 2.200 euros de gastos fijos al mes. ¿Cuánto tengo que facturar? Y como yo, mucha gente”. El argumento salta al tema del trabajo por cuenta ajena. “Supongamos que pasamos a contratación, ¿Qué crees que la plataforma va a contratar a un chaval joven de 20 o 25 años o una persona con 45?”.

Como resumíamos, otra de las características que Eddine atribuye a esa minoría que prefiere ser asalariada es el lugar donde viven. “En las ciudades pequeñas no hay mucho volumen de tráfico. Por ejemplo, en Castellón no es muy pequeña si la comparamos con otras poblaciones, pero sí si la comparamos con Barcelona o Madrid, sus riders nos dijeron que les interesaba ser asalariados porque les garantizan 800 euros al mes. Al ser los alquileres más bajos, para ellos es una seguridad. En los pueblos pequeños, al no haber tanta demanda… Yo he visto facturas de un Glover de Barcelona por 5.000 euros, pero en Castellón no he visto ninguna que supere los 2.000. Eso es por el volumen de pedidos. En Zaragoza, lo mismo porque no hay mentalidad de delivery como en una ciudad contemporáneas como Barcelona. En Barcelona no hay tiempo para nada y mucha gente pide la comida porque le sale más a cuenta que cocinarla uno mismo. Por eso, hay gente que le interesa ser asalariada, pero es una minoría”.

Eddine explica que bajo el régimen de autónomos no hay diferenciación ni por género ni por edad ya que el pedido “vale” lo mismo. “Hay muchos hombres y mujeres de unos 45 años, o al menos en nuestra asociación -formada por unos 1.200 riders de toda España, una de las más grandes del país-“. Para Badr la contratación rompería ese equilibro. “La plataforma irá a un chaval joven para pagarle lo mínimo posible porque una persona más mayor depende de lo que le ofrezcan lo va a rechazar. Por eso, decimos que no queremos ser contratados. Si hay gente que busca contrato puede ir a Telepizza o Burger King, que son empresas que sí necesitan contratados pero que dejen a las plataformas tranquilas”. Y añade “Los que queremos trabajar en plataformas no queremos contrato porque en lugar de llegar entre 12-16 euros la hora, pasaremos a cobrar 6 euros. Es de locos”. En su argumentación a favor de mantener la autonomía, Badr habla de flexibilidad tal y como concluía la encuesta anónima de Deliveroo. “Tenemos un caso en la asociación de un padre cuya hija nació prematura y tenía que ir frecuentemente al hospital. Él puede desconectar y dedicarlo a llevar a su otra hija al colegio, al médico… si fuera contratado, ya lo hubieran despedido”.

¿Cómo funcionan las plataformas?

Para entender cómo es el proceso desde que llega un pedido hasta que se entrega, hablamos con Deliveroo, “La mayoría de los pedidos se entregan en un tiempo inferior a 30 minutos. Deliveroo ofrece una estimación orientativa a los usuarios teniendo en cuenta las distintas variables, y trabajamos junto a los restaurantes para ajustar la hora de recogida al máximo. El algoritmo selecciona a los repartidores que están en la mejor ubicación para realizar un pedido en un momento concreto. Al repartidor se le ofrece trabajo en base a su ubicación y el tipo de vehículo, teniendo en cuenta condiciones como la hora del día, el restaurante de donde se origina el pedido y las condiciones meteorológicas. Cualquier repartidor puede rechazar el pedido que se le asigne, luego se ofrecerá a otro, hasta que un repartidor acepte el pedido y complete la entrega. Este algoritmo es extremadamente complejo. No es estático. Mejora con el tiempo, está basado en el aprendizaje continuo, y por lo tanto se basa en datos de 7 años. Este algoritmo realiza cientos de miles de cálculos cada pocos segundos…”

Badr, que ha trabajado en varias plataformas, afirma “No todas las plataformas son iguales. El modelo Glovo es uno con los mayores índices de laboralidad, pero las sentencias que salieron del Tribunal Superior y que dieron la razón al repartidor están basadas en el modelo de Glovo de 2016-2017 y éste no es igual que el Glovo de 2020. Han surgido asociaciones, y ahora son más permisivos, más flexibles y están reduciendo esos índices de laboralidad. Ahora Glovo es mucho mejor de lo que fue en su momento. Aun así, todavía no llega a lo que nosotros estimamos que debería llegar. Por eso necesitamos la figura jurídica”. En cuanto a otras plataformas como Deliveroo, Eddine indica “han ideado un sistema por el que todo el mundo se puede conectar a la hora que quiere, cuando quiere, donde quiere y desde donde quiere. Por ejemplo, yo puedo coger mi app y conectarme mañana en Madrid, puedo ir a cualquier ciudad de España y me puedo conectar cuando quiera donde quiera y el tiempo que quiera y a mí nadie me va a decir nada. Eso sí es autonomía.  Eso te permite conectarte en base a lo que necesites para vivir. Yo soy padre de familia y si para una familia de 4 personas necesito unos ingresos de 3.000 euros al mes, habrá otro señor, que a lo mejor comparte piso y necesitará 1.000 euros”. E insiste “Por eso, queremos ser autónomos para que cada uno elija y pueda decidir dónde quiere trabajar y cuanto… y con una plataforma o con todas. En mi caso, mi factura lleva Deliveroo, Amazon o Uber. El modelo de Glovo es el más complejo por sus algoritmos pero el resto de plataformas lo están haciendo bien y ¿por qué vamos a pagar todos cuando Glovo no lo hizo bien en un momento determinado?”.

Panorama internacional

En otros países, la situación parece que está mejor regulada. “En Italia se firmó un acuerdo entre sindicatos y plataformas para otorgar más derechos a los repartidores, que siguen siendo autónomos. Tienen las ventajas de un asalariado. Les han dado parte de la cotización, de la seguridad social, jubilación, una garantía por hora… En el caso de que uno no tenga pedidos durante una hora por culpa de la plataforma porque dejó entrar más repartidores que pedidos, te garantizan 10 euros la hora… En España estamos en mesas de patronales, con todas las plataformas para llegar a un modelo similar al de Italia o mejor. Eso es lo que luchamos en las asociaciones. Lo que se ha hecho en Italia está muy bien y hay otro modelo que es el francés que también”, explica Badr.

¿Qué se necesita para ser rider?

En Just Eat con el nuevo sistema de contratación, al trabajador se le facilitarán “chaquetas, cascos, mochilas, mascarillas, gel desinfectante, chaleco reflectante, pantalones impermeables y guantes de moto para el reparto. En cuanto a los vehículos, se adoptará un modelo operativo que combine repartidores con vehículo propio con repartidores con vehículos de Just Eat Takeaway.com”. Y añaden “La seguridad de los repartidores es primordial para Just Eat, por este motivo los contratos de los repartidores contarán con un seguro de accidentes y lesiones, y les ofreceremos formaciones en materia de seguridad vial”.

En el caso de Deliveroo indican, “Cualquier persona que quiera convertirse en un rider puede solicitarlo online. Una vez que recibimos las solicitudes, nos ponemos en contacto con los riders por orden de solicitud, especialmente si cumplen con todos los requisitos básicos para colaborar como rider de Deliveroo (permiso de trabajo, mayores de edad, trabajadores por cuenta propia, que cuentan con vehículo propio, dispositivo móvil etc.). Recibimos alrededor de 1.500 solicitudes a la semana de personas que quieren colaborar como rider, lo que pone de manifiesto que se trata de una forma de trabajo que la gente demanda”

Eddine reivindica la figura del repartidor a domicilio como una profesión esencial tal y como se ha demostrado en esta pandemia en la que, gracias a ellos, colectivos vulnerables como las personas mayores han podido recibir la compra en sus casas e incluso su medicación sin salir a la calle y evitar el contacto.

“Nosotros lo único que pedimos es seguridad jurídica; que escuchen a las asociaciones ya que somos los implicados; que se elimine el onboarding y que podamos fijar nosotros nuestras propias tarifas”. Amén.

*Glovo ha declinado participar en este reportaje

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