Una de las noticias que ha abierto telediarios y periódicos en las últimas semanas es la subida del precio de la electricidad. Si en agosto de 2019 la media era de unos 45 euros MWh, este 2021 la cifra aumentó hasta los 105 euros MWh de media. Eso sin contar que este septiembre se han alcanzado récords históricos con cifras que superan los 140 euros MWh. ¿Cómo afecta este incremento a hostelería?
Si el avance de la vacunación de la población contra el covid representaba una pequeña luz en el camino de la recuperación económica, el aumento del precio de la electricidad de las últimas semanas le ha restado brillo. ¿Cómo afecta esta evolución al alza en los libros de contabilidad de la hostelería?
Hostelería de España asegura que, aunque no se disponen de cifras específicas ni datos concluyentes sobre cuánto ha supuesto este incremento, se estima que el porcentaje de esta subida se encuentra entre un 30-40%. Un porcentaje influenciado por la gran dependencia de bares y restaurantes del suministro eléctrico y que representa un obstáculo más en la recuperación económica del negocio. “Los establecimientos hosteleros, independientemente de sus horarios de apertura, deben mantener en perfecto funcionamiento diferentes cámaras frigoríficas. La subida de la luz es un punto más de preocupación para hacer frente a la salida de la crisis. El incremento de los gastos pone a muchos negocios, que atraviesan una situación dramática, al borde de la ruina. Uno de los principales problemas que tienen los hosteleros con la subida es que es un gasto básico que no se puede eliminar. Es decir, si en una Comunidad limitan los horarios de apertura de bares y restaurantes, o incluso les obligan a permanecer cerrados, el coste mayoritario de la factura de la luz siempre va a estar presente a final de mes, porque las bebidas, u otros productos, deben conservarse. De igual forma, los bares y restaurantes deberán hacer frente al incremento, por ejemplo, en calefacción, en iluminación y por el uso de placas de inducción”, afirma la organización.
Esta dependencia de la electricidad comporta que la factura de la luz sea uno de los gastos más difíciles de modular y más relevantes en su economía. De hecho, como era de esperar, asciende a cifras muy alejadas de las del consumidor doméstico. Así lo afirma Hostelería de España, “El coste medio de un local de restauración dista mucho de la factura de 83,24 euros que tienen los hogares. Puede ascender a entre 300 y 1.000 euros, en función del tamaño y los servicios que se hagan. Una subida del 30-40% generará problemas en cualquier tipo de negocio hostelero afectado ya por la pandemia”.
El profesor de Estudios Económicos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Iván Ciudad, confirma las palabras de Hostelería de España, “El porcentaje de subida del recibo de la luz dependerá del tamaño y tipo de negocio hostelero, pero podríamos estar hablando de un incremento del 20%-40%. No podemos obviar que cuando hablamos de hostelería estamos hablando de empresas con un recibo energético alto con equipos de trabajo conectados obligatoriamente 24/365”. En cuanto a si este incremento podría representar el cierre de algunos locales, Ciudad asegura “la realidad es que para muchas empresas que han podido sobrevivir, los incrementos de los precios energéticos y de las materias primas y -atención, las anunciadas próximas subidas de los autónomos y del incremento del salario mínimo interprofesional- parece no ayudar mucho a la viabilidad de algunos negocios que han sobrevivido bastante malheridos”.
Cifras y futuro inmediato
España y Portugal son los países con los precios más altos de Europa (a 6 de septiembre, la cifra se establecía en 132,65 euros/MWh con récord histórico el pasado 2 de septiembre de 140 euros /MWh). A la cola se encuentran Italia (131, 54 euros); Bélgica (131,39); Croacia (130, 52); Eslovenia (130,52); Holanda (129,3 euros); Austria (128,33 euros) o Alemania (127,82). Países como Eslovaquia, Hungría, República Checa o Serbia se sitúan en los 125 euros; Francia, en 123, 98 euros y Grecia en 116, 43. Polonia o Bulgaria son los que menos pagan con un precio inferior a los 100 euros.
Sin embargo, a pesar de que ya hablamos de cifras altas, las estadísticas y las predicciones de los especialistas no solo aseguran que la situación no mejorará en un futuro inmediato, sino que incluso podría empeorar. No en vano, algunos destacan que se podrían alcanzar precios en torno a los 200 euros. Es más, según los análisis, la tendencia es que esta evolución alcista se prolongue hasta la primavera de 2022.
Por otro lado, Iván Ciudad, explica “No sólo afecta a la hostelería el aumento del recibo de la luz, además afecta el incremento de otros tipos de energía como el gas por al actual conflicto geopolítico entre Argelia y Marruecos. Tampoco podemos ser ajenos al incremento del precio de las materias primas, muy influenciadas por los costes del transporte y el incremento de la energía, entre otras variables. Este incremento de precio de las materias primas ya lo comenzamos a sufrir los consumidores finales en plena explosión de la pandemia en nuestras cestas de la compra, y evidentemente la hostelería no es ajena a esta situación, con lo que parece muy probable que este otoño-invierno tengamos nuevas sorpresas y viejos conflictos”.
En la cocina
A la hora de consultar a los propios cocineros, encontramos que muchos están esperando la factura de agosto para acabar de hacerse un mapa de la situación. No obstante, algunos ya pueden dar cifras como Elena Lucas, del restaurante La Lobita, quien afirma “Afecta en un tanto por ciento muy grande, ha subido entre un 30-40% respecto al año pasado, y eso es difícil de justificar en los precios hacia el cliente…”. O Íñigo Lavado que, aunque su situación es diferente porque el restaurante se encuentra bajo el paraguas de un recinto ferial, apunta que en junio y julio se puede hablar de un incremento del 25%. También Encarni Infantes, desde su restaurante Los Infantes, explica que la subida “se ha notado muchísimo porque además nos ha pillado en mitad de la ola de calor con hemos tenido encendido el aire acondicionado desde primera hora de la mañana. A un cliente no le puedes decir que como la luz está cara no enciendes el aire”. Por el momento, Encarni apunta que, en su caso, no han tomado ninguna medida ya que están esperando las “ayudas para las placas solares”. No obstante, explica que su restaurante sufrió las consecuencias de la DANA de hace dos años, y con el covid tuvieron que acondicionar la terraza por lo que “no estamos para más inversiones”.
“¿Existe alguna medida para equilibrar este incremento?”, preguntamos al especialista Iván Ciudad, “Es complicado aconsejar medidas para reducir estos incrementos de costes directos que repercutirán, sin ningún tipo de duda, en el consumidor final. El hostelero, una vez más, tendrá que hacer malabares para intentar equilibrar su cuenta de resultados y eso pasará por intentar negociar con los proveedores, valorar otros posibles proveedores o simplemente limitar su número para intentar compensar con otros costes ocultos como por ejemplo podrían ser los portes, entre otros”, responde.
¿Qué dice el Gobierno?
La vicepresidenta 3ª y ministra de transición ecológica, Teresa Ribera, aseguraba a varios medios que se están trabajando en medidas estructurales y coyunturales para resolver esta situación. Se quiere invertir en la instalación de techos solares (y la agilización de sus trámites), en comunidades energéticas locales, en sacar del sistema las tecnologías más caras y “desplazar ese 10% de generación energética que depende de los precios internacionales, como el gas natural”.
Por su lado, el presidente del Gobierno prometía hace unos días que “antes de final de año, se recuperarían las cifras de 2018”.
No obstante, la ministra instaba a la población a que no se obsesionara con la evolución de los precios de los mercados mayoristas ya que “lo que importa es nuestra factura”. Según aseguraba, algunas de las medidas en las que están trabajando han favorecido que en muchos hogares se hayan recibido facturas similares a las del año anterior. A empresarios y autónomos recomienda revisar si la tarifa contratada es la adecuada para el consumo habitual (recordemos que el pasado 1 de junio entró en vigor un nuevo modelo de tarificación de la luz) e invertir en eficiencia energética, consumo, almacenaje, techos solares… Sin embargo, se trata de medidas que no son rápidas de introducir y que, en algunos casos, comportan una serie de trámites complejos. No parecen soluciones viables para aplicar de manera inmediata.
En conclusión, llueve sobre mojado. Tendremos que esperar a los próximos meses para determinar cómo evoluciona la situación. Todo apunta a que nos espera otro curso con asignaturas pendientes y un futuro incierto.