Si Amelie Nothom describía Vanuatu, en el Pacífico, como un paraíso gastronómico en su novela Biografía del hambre; Narbonne con Les Grandes Buffets –que este año cumple 30 años de vida- no tendría nada que envidiarle. Las cifras lo avalan: 300 recetas distintas -muchas grandes clásicos de la cocina francesa-, 111 quesos, 100 postres, mariscos -incluido bogavante, cangrejos, gambas, buey de mar-, carnes, pescados, 70 referencias de vinos a copas, 9 tipos de foie gras, 9 de jamón…. en un entorno glamuroso, sin límite de cantidad y a un precio único de 35,90 euros. Una experiencia única. No en vano, las reservas acumulan una cola de entre dos y cuatro meses. Pasen y lean.
No se lleven a engaño, que no les despiste la palabra “buffet”. Lejos -al otro extremo- de las ordas de gente luchando por la última gamba para coronar un plato donde se apila una arquitectura de inconexos alimentos -que ríete tú de las acrobacias del Cirque du Soleil-, está Les Grandes Buffets. Ambiente sosegado, sin gritos que colapsen tímpanos, sin niños enredando entre pasillos y con una ambientación glamurosa apoyada en madera, lámparas de lágrima y cromados. Un concepto que se sitúa lejos, muy lejos, de la idea de turismo costero, de chancla, voraz, ansioso y adicto a vociferar y amontonar vajilla que tan habitual es en algunos rincones de nuestro país.
Y lo que más sorprende, a pesar de su alto índice de clientela –cuentan que unos mil comensales diarios-, no hay bandejas vacías ni síntoma de paso de humanos. El espacio se mantiene limpio, ordenado y bien dispuesto. Claro que no es de extrañar, la zona de quesos, por ejemplo, es atendida constantemente por seis personas. Todos con guantes y pinzas. De hecho, un total de 110 trabajadores velan para que todo funcione: cocinar diariamente todos los platos, reponer bandejas rápidamente, limpiar mesas y superficies de exposición de manera inmediata, servir bebidas a cada mesa y lavar vajilla. A destacar que para que todo luzca impoluto, además, después de cada servicio se recoge TODO, se limpia a fondo y se vuelve a colocar para la noche. Cada mesa se viste con mantel y servilleta de tela, cubiertos de carnes y pescado, y copas. Servicio de camarero para bebidas. ¿Sería esto posible en nuestro país?
Espacios y sala
El restaurante cuenta con dos salones -uno más familiar y otro para ir en pareja o con amigos-, dos salas privadas para 20 personas y un precioso jardín (con cascada incluida) que ahora mismo están remodelando para convertirlo en un lujoso espacio, estilo s.XVIII (previsto que estrenen en mayo).
Por su lado, la comida está dividida por áreas:
*La Rôtisserie. Situado en el centro del restaurante se encuentra el asador panorámico, donde se preparan los platos al momento y al gusto del cliente. En este espacio encontramos grandes recetas tradicionales francesas como la cassoulet, la coquille Saint Jacques Gratiné, el “vol au vent” de ris de veau et morilles, el tournedo o los steak tartar de buey y caballo.
*La Mer. Preside el espacio la vistosa cascada de bogavante, acompañada de mariscos como ostras de Thau, gambas, langostinos, almejas, cangrejo de mar y delicatessen de productos del mar, más seis variedades de salmón de Noruega.
*Le Fromage. Aquí los adictos al queso encontrarán su paraíso particular ya que desde diciembre del año pasado el restaurante cuenta con este espacio definido como “el mayor buffet de quesos de Europa” con 111 variedades expuestas en una gran bandeja de 30 metros. Difícil encontrar una réplica en otro lugar.
La selección ha sido realizada por Louis Privat, director de Les Grands Buffets; David Marrand, maestro quesero y Xavier Thuret, mejor artesano quesero de Francia, con el apoyo de L’Affineur du Chef.
Se encuentran desde quesos clásicos de la región de l’Occitania como roquefort (hay cuatro variedades), Comté du Haut-Doubs, Cantal y Salers elaborados por artesanos apasionados en pequeñas explotaciones, Reblochon Fermier de Alta Saboya, Camembert, Brie, St Mercelin, hasta quesos de productores europeos como Feta, Ladotiri y Graviera de Grecia, Gouda al Comino de Holanda, Gorgonzola, Taleggio, Pecorino con pimienta y Roccolino Nero de Italia, Stilton de Inglaterra o Tête de moine de Suiza…. Imposible no caer en la tentación de probarlos todos. ¿Por dónde empezar? El maestro Crémier te aconsejará.
*La Pâtisserie. Cien postres en los que se incluyen recetas tradicionales francesas de la pastelería, con sus grandes clásicos (macarons, éclairs de nata, Paris-Brest, Saint-Honoré, babá al ron…) sin olvidar las recetas de nuestras abuelas (manzanas bio al horno caramelizadas, crepes, mousse de chocolate bio, arroz con leche, peras en almíbar, crema catalana, tarta Tatin…).
Se elaboran diariamente por personal especializado. Y si la fuente de bogavante de la zona La Mer se define como espectacular, la fuente de chocolate que corona el expositor de dulces no se queda atrás. Helados propios y fruta se suman a la oferta.
*Los Vinos. La bebida en Les Grands Buffets no está incluida en el precio fijo (los 35,90 € que hemos mencionado). Sin embargo, no hay que asustarse, los vinos se cobran a precio de bodega. Por ejemplo, el Cigalus Blanco 2017 IGP Aude de Gérard Betrand (galardonado con la medalla de oro en el concurso Korea Wine Challenge 2018) está en el mejor restaurante de París a 200 €, en Narbonne a 80 € y en Les Grands Buffets a 29 €. Hay que destacar, además, que la carta de vinos obtuvo un premio a la mejor variedad de vinos de calidad a copas por Philippe Faure-Brac, nombrado mejor sumiller del mundo en 1992. En total son unas 70 referencias del sur de Francia.
Por cierto, el restaurante regala la botella degustada en la mesa por la compra de una caja de seis botellas del mismo vino, siempre a precio del productor.
A destacar que el restaurante dispone de una sala de juegos para los niños, ambientada en un poblado africano, completamente insonorizada y visible desde la sala.
¿Qué hay de la comida?
Es innegable que la variedad abruma, así que lo aconsejable es dar una vuelta para hacerse una idea de lo que hay y después escoger.
El objetivo es promocionar y dar a conocer los platos tradicionales de la cocina francesa como el plateau royal de marisco y bogavante, el foie gras (del que hay nueve variedades), el jamón al corte (hay nueve), la coquille Saint-Jacques en salsa nantesa, el rodaballo al horno, los turnedós al foie gras, el magret de pato, el cochinillo lechal y el ternasco de los Pirineos, los asados, la riñonada, el hígado de ternera en salsa persillade, el bouchée à la Reine de mollejas de ternera y morillas y otros platos populares: estofados, tripas al estilo antiguo, blanqueta de ternera, jabalí encebollado, ancas de rana… Por lo que procuran utilizar el mayor número de productos del país. Lo mismo ocurre con la pastelería.
Los pollos de granja, los huevos, la pasta, los cereales, las frutas, las verduras y hortalizas, los chocolates, los vinos y los quesos son bio.
Lo único que no se elabora en el restaurante es el pan que encargan a un artesano de Narbona que utiliza el horno a la leña. El resto es elaboración propia.
Treinta años de trayectoria
Fundado en 1989 por Louis Privat, afirman que el restaurante Les Grands Buffets es, actualmente, el restaurante más grande de Francia. Privat señala que su objetivo es “recuperar el lujo, la tradición culinaria francesa y los servicios de mesa más clásicos”. Una idea que ha calado hondo a tenor del éxito del que gozan (las reservas para el fin de semana no bajan de los dos meses).
En el restaurante no solo se cuida al comensal sino también al trabajador. De hecho, en nuestra visita al restaurante, un miércoles de marzo, nos llaman la atención algunos detalles: los trabajadores tienen tres días de descanso personal a la semana, escogen a los compañeros con los que trabajarán (según Privat “ellos son los que vivirán el día a día, así que lo justo es que sean ellos quienes escojan a sus compañeros”) e incluso marcan el hilo musical del local. Otro tema es la distribución de cocina: mesas con reguladores de temperatura donde se trabaja junto con refrigeradores de techo para mantener la temperatura de los perecederos, máquinas de aire comprimido para limpiar aparatos eléctricos y secar; sala aislada para la maquinaria más ruidosa para evitar la contaminación acústica a los cocineros, techo construido con placas para poder desmontar y limpiar fácilmente…
El restaurante solo ha cerrado una vez en treinta años y fue para la grabación de Masterchef. Fue la primera vez que este programa televisivo salía de nuestro país.
Narbonne
El restaurante se encuentra ubicado al sur de Francia en la ciudad de Narbonne, en la región de l’Occitanie, a 15 km de la Reserva Africana de Sigean; a 10 km de la Abadía Cisterciense de Fontfroide y a tan sólo 45 minutos de Carcassone. Son solo dos horas con el tren Renfe-SNCF desde Barcelona.
Narbonne se ubica en la provincia francesa de Aude Pays Cathare de la región Occitanie y es una ciudad con 2.500 años de historia. Tan solo 100 km la separan de la frontera española y ofrece muchos rincones interesantes. Con lo que vale la pena invertir unos minutos antes o después de la visita al restaurante para conocer la ciudad.
Su iglesia inacabada, el arco presidido por Luperca, el Canal de la Robine (su paseo está muy animado los jueves y es estupendo para recorrerlo en bici hasta las marismas de ostras o en barco) o el mercado son solo algunos de esos rincones.
Además de historia, Narbonne cuenta con un entorno natural repleto de actividades deportivas de mar y montaña. De hecho, a 15 km del centro se encuentra Narbonne-Plage, una estación balnearia perfecta para disfrutar del tiempo libre.
Datos Técnicos
El precio de Les Grands Buffets es fijo: adultos a 35,90€ (bebidas no incluidas); niños de 0 a 5 años, gratuito, y de 6 a 10 años a 17,90 €.
Horario: Abre todos los días del año.
Cómo llegar. A Les Grands Buffets se puede acceder en vehículo particular o bien en tren. El tren Renfe-SNCF une Barcelona – Narbonne en un tiempo de 1h 57’ y Girona – Narbonne en 1h 20’. La estación de tren de Narbonne se encuentra a 10 minutos a pie de Les Grands Buffets.